Algunas reflexiones respecto a las tentaciones



Tentaciones 
(En la vida cotidiana y en el instante mismo en el que meditamos)

A desconectarnos: de quienes somos, de apegarnos al ego, caer en el autoengaño, de usar máscaras. 

Tentaciones y mecanismos que aparecen ante la presencia del otro deliberada o inconscientemente, son también las que utilizamos con nosotros mismos con mayor o  menor consciencia.

En la soledad: Incluso cuando se disfruta de la soledad, estar con uno misma, atenderse, escucharse y ver lo maravilloso que hay en uno, coexiste una parte que invita y tienta a la desconexión, a dejar de estar con uno misma, a llamar a otros, encender el teléfono por si alguien llama, esperando ser llamada por quien sea quien sea que llame, pero que logre interrumpir.

Es más fácil justificarnos ante nosotros mismos que no fuimos quienes quisimos interrumpir ese maravilloso momento de disfrute y de atrevernos a mirarnos, que no fuimos quienes llamamos, quienes salimos sino que algo o alguien nos desconectó. Difícil es asumir y darse cuenta que nos es difícil estar con nosotros mismos plenamente. 

Aunque toquen a la puerta, suene el teléfono o haya ruido a nuestro alrededor, siempre podemos elegir estar o no solos, con nosotros mismos, permanecer y escuchar el silencio. También es difícil abrir la puerta (o cualquier puerta) y decir no quiero en este momento atenderte, escucharte, ni decirte nada. Es más fácil no salir, no decir lo que queremos y dejar de hacer lo que estábamos haciendo, o justificarnos en un "no puedo".

Es tentador desconectarnos de nosotros mismos y también quedarnos en nosotros mismos.

Escribir: Escribir incentiva la reflexión, el darse cuenta, conectarse, no escribir por escribir, sino escribir desde el interior, pero en ese escribir también hay tentación.

A veces no es tan fácil escribir algo, aunque sólo nosotros lo leamos. Cuando se escribe se hace real o se asume algo que puede ser difícil hacerse cargo.

Difícil, a veces, es llegar a hacer eso que se escribió. Con escribirlo podemos caer en la tentación de quedarnos tranquilos y sentir que al menos ya hicimos algo: pensamos y escribimos. Cuando hace un momento habíamos decidido llevar algo a la acción.

Otras veces, para retrasar el hacer, se escribe en vez de detener la escritura, pararnos y hacer aquello que deseamos hacer. ¿Por qué? por miedos.


Lorenauta
01 Octubre, 2011

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